09 Sep Veletas de Ouessant
Uno de los atractivos que tiene viajar por libre, es saborear la cultura y las tradiciones del lugar que visitas. He visitado la Isla de Ouessant en varias ocasiones y siempre he contemplado lo llamativas que son sus construcciones. En la isla arrecian fuertes vendavales y la mayoría de las casas están construidas de granito con techos de pizarra que son mas resistentes.
Todas estas casas tienen contraventanas azules que le dan un toque atlántico muy peculiar en toda la Bretaña, pero lo que mas me llama la atención es que en casi todas hay una veleta ondeando al viento.
Las veletas en Ouessant son parte de la identidad arquitectónica de la isla, estéticamente dan un toque personalizado a cada casa, además se convierten en verdaderas aliadas de los habitantes de Ouessant, ya que estos, tienen que adaptarse a los fuertes vientos para salir a pescar. Las chimeneas de las casas de Ouessant poseen dos arandelas de piedra para sujetar el mástil de la veleta.
En este lugar apartado los inviernos son largos y la gente desde antaño han sabido trabajar la madera. Debido a las tempestades y vientos, esta isla carece de árboles. Los Ouessantinos desde hace siglos han aprovechado los naufragios acaecidos por la zona para aprovechar la madera de los barcos y lógicamente también para hacerse con el botín. Para ellos un naufragio significaba riqueza. Así que los muebles de las casas Ouessantinas y las veletas están fabricados artesanalmente por las gentes de la isla, la materia prima llegaba del mar.
Hay una historia muy curiosa que os voy a contar; Durante la Segunda Guerra Mundial un militar Alemán, llamó la atención a un Ouessantino porque su veleta tenía los colores nacionalistas (azul, blanco y rojo). El lugareño, con la experiencia y un poco de sarcasmo, le respondió que su veleta estaba muy cerca del mar y que esta, era utilizada por los barcos que pasaban por la zona como señal marítima y que si la quitaba era responsabilidad suya (del alemán) si algún barco alemán naufragase. El militar alemán no se lo pensó dos veces y se rindió… y es así como los colores nacionales ondeaban en Ouessant durante todo el conflicto.
Cerca del museo hay un taller de veletas donde Mathieu Thomas las elabora artesanalmente. Su historia para mi es un poco idílica; el trabajaba en Rennes como diseñador gráfico y lo dejó todo para trasladarse a este increíble lugar y abrir su propio negocio, crear veletas. Desde hace siete años Mathieu regenta «La Tête en L’air» donde hace sus veletas a los pies del Faro de Creac´h, un enclave espectacular donde el viento se ha hecho aliado de este joven artesano y como el dice «donde hace volar los vientos de Ouessant». No pude contenerme de irme de allí sin comprar una veleta, en este caso escogí una con un diseño de estrellas muy común en la isla. Desde entonces en la azotea de mi casa ondea al viento una de estas veletas, la cual ha aguantado mas de una levantera…… y las que le quedan!!
Teresa Lorenzo
Debra | The Saffron Girl
Posted at 17:16h, 09 septiembreEnhorabuena Tere por una entrada tan bonita e interesante. He vuelto a viajar contigo… y me encanta poder ser una de tus compañeras virtuales. Por cierto, la veleta no «ondeaba» cuando os visite. Debra
Teresa Lorenzo
Posted at 08:27h, 11 septiembreHola Debra, muchas gracias por viajar conmigo, un placer tenerte por aquí. Mi veleta si ondeaba en mi azotea cuando nos visitaste, desde hace unos 5 años está allí,pero la inmensidad de las vistas la anularon. Seguro que en tu próxima visita la verás. Un abrazo amiga.