15 Abr ROSCOFF, EL AUTENTICO PUEBLO CORSARIO BRETÓN
Un torbellino de gaviotas revolotean graznando en el puerto de Roscoff. La brisa fresca llena de humedad el ambiente a pesar de que es pleno verano, pero estamos en el Departamento de Finisterre, en la Bretaña Francesa y por estos lares los veranos no son muy calurosos.
Escogimos este pequeño pueblo pesquero como campamento base para conocer esta parte del Finisterre Bretón. Alquilamos una casa cerca de la iglesia. Cuando elijes una casa por internet, nunca sabes lo que te vas a encontrar a la llegada, a veces las fotos engañan, pero en este caso, como casi siempre, nos sucedió lo contrario, la casa era un palacete, muchísimo mejor que en las fotos.
La casa era de granito y antiguamente había sido la sacristía de la cercana iglesia. Tenía 4 habitaciones y era inmensa. Tanto por dentro como por fuera conservaba todos los detalles arquitéctonicos desde que se construyó allá por el siglo XVI. Seguramente la casa perteneció a unos de esos corsarios o comerciantes que vivieron por estos lares en el siglo XVI.
La mayoría del caserío de Roscoff son de granito y están en perfecto estado de conservación. El encanto de Roscoff ha seducido a poetas, pintores y escritores. Actualmente esta pequeña ciudad está catalogada como «Petit cité de caractére», ya que desde antaño sus habitantes han seguido valorando la autenticidad de su conjunto arquitectónico tan singular.
La oferta gastronómica está muy ligada al mar. Grandes y pintorescos barcos llegan cargados de «Fruit de mer», mariscos. Todos los días a las 3 de la tarde el pescadero abre su puesto de pescado y marisco en el puerto de Roscoff. Allí probé por primera vez las «petoncles» o «coquille de Saint Jacques», una especie de almeja muy similar a las vieras pero mas pequeñas y con una carne mas sutíl, realmente deliciosas. Los cangrejos y las langostas que llegan a puerto, son catalogados como unos de los mejores del mundo…. doy fe! En Roscoff también se dedican al cultivo de algas. Con este producto se fabrican desde cosméticos hasta verdaderas delicatessen. La algas han transformado la economía de este pequeño pueblo Bretón, dando lugar a una floreciente industria.
Otro producto de Roscoff muy tradicional es la cebolla. A este alimento están ligados «los Jonnies». Unos personajes que cruzaban el canal de la mancha para vender la cebolla en Inglaterra.
Desde el puerto de Roscoff salen a diario barcos para visitar la cercana Isla de Batz. En Agosto hay que reservar el billete unos día antes. La taquilla para vender los billetes está en el mismo puerto. Dado que en la Bretaña la oscilación de las mareas son tan grandes, cuando hay bajamar hay que atravesar la pasarela para coger el barco hacia la isla. Merece muchísimo la pena de pasar un día en la Isla de Batz, sobre todo si viajas con niños.
En Roscoff hay muchos ingleses e Irlandeses. Es una terminal marítima, cada día hay una trasiego de ferrys que van y vienen a Plymouth y Cork. En los alrededores de Roscoff hay varios establecimientos donde solo venden alcohol. Se ven muchos coches ingleses en estas tiendas cargando en el maletero grandes cantidades de botellas, en Francia es mas barato que en Inglaterra, así que cuando vienen a visitar esta zona de la Bretaña se marchan a su país cargados de provisiones.
En definitiva Roscoff es un buen lugar para utilizarlo como campamento base y desde allí conocer esta zona del Norte del Finisterre Bretón.
Teresa Lorenzo
Maria Taylor
Posted at 17:31h, 15 abrilEspectacular el post , como siempre.!!!!
Teresa Lorenzo
Posted at 08:36h, 20 abrilGracias María por ser una de mis fieles seguidoras. Un abrazo