29 May MEDINA AZAHARA, LA CIUDAD BRILLANTE
El fin de semana en Córdoba parecía que llegaba a su fin, pero quedaba algo en el tintero, “MADINAT AL-ZAHARA”, Medina Azahara, así que para aprovechar bien el Domingo, qué mejor que darse una vuelta por estas impresionantes ruinas de lo que fue la ciudad Omeya mas importantes de occidente.
Medina Azahara se encuentra a unos 7 .5 Kilómetro de Córdoba en dirección a Palma del Río, en la falda del Monte La Desposada de la Serranía de Córdoba. Para atender a los numerosos visitantes que la visitan a diario, han construido un centro de visitantes a un kilómetro de las ruinas. Si quieres acceder al yacimiento debes sacar la entrada en este centro, donde puedes ver un interesante documental que resulta imprescindible para entender mejor la visita.
Además, hay un museo en el que se exponen piezas encontradas por los equipos de arqueología, algunas son realmente curiosas. Por fin ya es hora de ver lo realmente importante, el Yacimiento de Medina Azahara, para lo que tienes que coger un autobús lanzadera que sale del centro de visitantes cada 15 minutos.
MEDINA AZAHARA, LA CIUDAD BRILLANTE
Al traspasar la puerta de entrada al Yacimiento, ves a tus pies la planicie de la Vega Cordobesa, y una cuidad que evoca el esplendor que tuvo en el siglo X. El Califa Abderramán III supo escoger la ubicación para la fundación de su nueva cuidad. Desde lo alto ves como está dividida en tres terrazas para aprovechar el desnivel del terreno, apreciándose de forma clara como la topografía del lugar jugó un papel muy importante para la planificación de la cuidad.
En lo alto se sitúa El Alcázar y las dependencias de gobierno. En la intermedia La Mezquita. En la inferior se encontraba La Medina, Los Talleres, El Zoco y las viviendas de los servidores y artesanos. El acceso a las diferentes terrazas dificultan la entrada a sillas de ruedas o carritos de bebé. En caso de que tengas un bebé, es preferible que lo lleves en la mochila portabebé.
El Salón de Abderraman III no puede ser visitado por estar en fase de restauración, era uno de los majestuosos salones destinados a recepciones políticas que se celebraban en la cuidad. Frente a este salón se encuentran Los Jardines, que ni por asomo muestran el esplendor que tuvieron en su época.
Estos contaban con modernas acequias, fuentes de mármol con numerosos chorros, estanques, mil variedades de flores, palmeras, árboles frutales…. ahora solo se ven algunos setos, naranjos, olivos, palmeras y en el suelo paneles que decoraban algunas estancias que parece que esperan ser devueltos a su lugar de origen, aunque realmente Medina Azahara está en plena fase de restauración y en algún sitio tienen que estar.
La Mezquita Aljama está en la parte occidental y fuera del recinto del alcázar. Tenía un pasadizo cubierto que utilizaba exclusivamente El Califa para acceder al oratorio. Cuentan que se construyó en solo 48 días y para ello fueron necesarios mil hombres.
UN POCO DE HISTORIA
Madinat Al-Zahra fue construida en el Siglo X por el primer Califa de Al-Andalus, Abderraman III en honor a su esposa predilecta Al-Zahra. En su construcción no se escatimó en gastos, ya que uno de los motivos por los que el Califa la construyó fue para demostrar a sus enemigos su superioridad.
A Abderramán III le gustaba impresionar, el lujo y la ostentación predominaban en la recepciones y ceremonias que ofrecía para los monarcas y embajadores extranjeros en los salones ricamente decorados. Medina Azahara fue un referente arquitectónico y cultural en la Edad Media.
La ciudad de Madinat Al-Zahra, tuvo una vida corta, 70 años, ya que quedó en el olvido después de una sucesión de guerras y fue saqueada en innumerables ocasiones.
Medina Azahara fue declarada Bien de Interes Cultural en 1923. Solo está excavada en un 10% de su superficie, aún queda mucho por hacer.
¿Volverá a ser Madinat Al-Zahra “La Cuidad Brillante”?
Os dejo un fragmento de la novela “El Arquitecto de los Cielos” de Jacques Cardona y Gérard Soliveres, en el que nos describen fielmente como eran los jardines de Medina Azahara.
“Allí está el paseo de los naranjos, de acuerdo con el nombre que le habéis dado a la cuidad. Dan frutos suculentos durante todo el año. Pero no son, ni muchos menos, los únicos. Como podéis comprobar, también hay azufaifos, limoneros, granados y otros árboles maravillosos, como los del jardín del Edén. El cortejo caminaba por una calzada de granito rosa con mosaicos de arabescos en los bordes. Todo era encantador. Bastaba con extender la mano para palpar y saborear la dicha. Repartidos armoniosamente, rodales de enebros, matorrales de brezos y arrayanes, macizos de jazmines, lilas púrpuras y jacintos, emanaban fragancias y añadían a la explosión de colores los olores exquisitos del Paraíso.
Al final del paseo la vista se explayaba de repente en una maravilla de verdor trémulo, inundaba de sombra fresca. Al borde de una laguna cristalina con orillas de arena fina, las columnas gráciles de unas palmeras datileras, fénix y arecas proyectaban sus penachos de palmas en el cielo. Aquí y allá, los matorrales de alóes, laureles y malvaviscos daban un toque de color a la hierba tierna”
“El Arquitecto de los Cielos” de Jacques Cardona y Gérard Soliveres.
Sorry, the comment form is closed at this time.