AGUILAR DE LA FRONTERA, ENTRE VIÑEDOS Y OLIVOS

30 Sep AGUILAR DE LA FRONTERA, ENTRE VIÑEDOS Y OLIVOS

 Un mar de olivos, viñedos y campos de trigo se extiende a mi alrededor. Estamos a finales de Septiembre y aún se percibe en el ambiente el aroma de la vendimia. Este año como siempre la cosecha ha sido temprana y la uva ya exprimida se almacena en los lagares. El coche se dirige por la carretera hacia Aguilar de la Frontera, en la Campiña Sur Cordobesa.

No he podido evitar hacer un alto en el camino para contemplar desde lejos la maltrecha fortaleza medieval que encumbra el pueblo. No queda casi nada, tan solo un muñón que ha resistido al pasado turbulento del castillo. Junto al mismo se arremolina un encantador conjunto de edificios religiosos, torres, casas señoriales y algunos monumentos. Al llegar a Aguilar de la Frontera me sorprende la monumentalidad de su caserío. Calles estrechas que desembocan en coquetas plazas donde el color blanco puro de sus paredes encaladas predomina sobre los demás.

PLAZA MAYOR

Mi coche para cerca de la plaza de San José. Me habían hablado de esta peculiar plaza, pero al verla es realmente asombrosa. Mientras mis ojos se van acostrumbrando al blanco impoluto de sus fachadas, el asombro va en aumento. La plaza Mayor de Aguilar es un ejemplo de síntesis del urbanismo barroco y neoclásico.

 Es una plaza ochavada, una de las pocas que hay en España. La perfecta armonía de sus casas de tres alturas terminadas en pináculos se asemeja al patio de armas de un castillo. Todas las casas son iguales excepto el ayuntamiento, rematado en lo alto con el escudo del municipio. Sus puertas están enmarcadas con sencillos dinteles de piedra y sus ventanas con persianas de color verde carruaje conservando el frescor en el interior de las casas. Es el centro neurálgico y urbanístico de Aguilar, donde se celebra mercados y fiestas.

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TORRE DEL RELOJ

Enfilo una de las cuatro puertas con arcada de la plaza y camino bajo el sol del mediodía. Llego a la plaza de Los Desamparados y me encuentro con una gran torre, la misma que divisé desde la carretera. Se trata de la Torre del Reloj, un bello ejemplo de arquitectura civil. Es de estilo barroco y es el símbolo de Aguilar. El arquitecto que dirigió esta obra pública fue Don Juan Vicente Gutiérrez de Salamanca, a quien se debe también el diseño de la Plaza de San José. El motivo de su construcción fue de dotar al pueblo de un reloj público.

Junto a la Torre se encuentra la Iglesia de los Desamparados. Actualmente son dependencias municipales donde tiene su sede la Escuela Municipal de Música y Danza y además de espacio escénico polivalente.

Bajo la calle intentando de llegar hasta el Castillo. Paseando no dejo de mirar a mi alrededor. Bellos ejemplos de arquitectura civil se plasman ante mi. Una casa señorial donde jalonan bellos balcones, destaca entre las demás. Unas cadenas adornan su fachada, que dan el nombre popular a la casa. La fachada es de piedra y en ella se aprecia el escudo de los Spínola, con una curiosa flauta.

IGLESIA DE SANTA MARIA DEL SOTERRAÑO

Al llegar a la esquina y con un sol de justicia, tuerzo a la derecha y enfilo la cuesta hasta la Iglesia de Santa María del Soterraño, la mas antigua de Aguilar. Traspasando el escalón de su portada noto el frescor del templo. Me siento en un banco a contemplar la bonita arquitectura de la iglesia. A un lado, junto al altar me llama la atención una capilla ricamente decorada.

Justo a mis pies aprecio el mismo escudo que acababa de ver en la Casa de las Cadenas, pero este en piedra negra. Entro en la capilla y tras una trampilla en el altarcillo se conservan las reliquias de San Gervasio.

CASTILLO DE AGUILAR

Salgo del templo y tuerzo a la izquierda. Un pasillo de altos muros encalados bordean la iglesia. En una de las casa-puertas una pareja de abueletes están sentados al fresco. Subo la cuesta y allí estaba, el castillo o mas bien lo que queda de el. Este castillo nos recuerda el pasado medieval de Aguilar. Las distintas excavaciones arqueológicas nos hacen entrever la importancia estratégica del mismo. Está ubicado en el corazón de Andalucía y es nudo de las principales vías de comunicación de esta regíon.

Solo hay que contemplar sus vistas para darse cuenta de la inmensidad que se emerge a los pies del Castillo, las Estribaciones de las Sierras Subbéticas. Actualmente dentro del castillo está la sede del CIPAHF, el Centro de Interpretación del Paisaje y la Historia de Aguilar.

¿ALGO DULCE?

Casi termina la jornada y camino hacia el coche, no sin antes hacer una parada para comer. Satisfecha de degustar la gastronomía aguilarense y sus buenos caldos, me dirijo a una de las muchas confiterías que desde antaño endulzan los paladares de los moradores de estos lares. Me inclino por los canutos de crema y una merenga de café, una especialidad de la zona.

Estos ricos dulces ponen la guinda de mi periplo por estas tierras de la Campiña Sur Cordobesa. Me marcho con la sensación de haber descubierto en Aguilar de la Frontera a la Andalucía interior, a la Andalucía pura, en definitiva…. a Andalucía!!

«El premio que más me estimularía: el poder vivir en andaluz, percibir en andaluz, ser en andaluz o escribir en Andaluz»

Blas Infante.

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Este artículo se ha publicado gracias al Proyecto de Guadalinfo #Aunahorade, con el objetivo de impulsar y fomentar el Turismo en las zonas rurales de #Andalucía.

Agradecimientos:

Ayuntamiento de Aguilar de la Frontera

Guadalinfo

AlGRano Cafetería

Confitería y panadería Santa Ana

#AunahoraCórdoba