YO VIVO DONDE TU VERANEAS. MANUAL DE SUPERVIVENCIA.

YO VIVO DONDE TU VERANEAS. MANUAL DE SUPERVIVENCIA.

¡Ah, el verano en Chipiona! Esa época mágica en la que nuestro humilde pueblo se transforma en el epicentro de la diversión… y de la anarquía, al parecer. Es encantador ver cómo las calles se llenan de coches con matrículas de fuera, indicando que han llegado los conquistadores de las vacaciones. ¡Bienvenidos, sí! Pero permíteme, a quienes tenemos la osadía de vivir aquí todo el año, darles un pequeño y sarcástico manual de convivencia mochufa.

Primero, sobre el tema de no ensuciar. Entendemos que su objetivo es relajarse y que su toalla es su reino. Pero, ¡oh sorpresa!, los contenedores existen. Esos cubos de colores no son elementos decorativos ni portales a otra dimensión. Son para la basura. Sí, esa cáscara de pipas, ese envoltorio de helado, o esa botella de agua vacía que tan graciosamente dejan caer «sin querer» en la arena o en la acera. Imaginen que su propia calle en su lugar de origen se llenara de la porquería ajena. ¡Inaudito, ¿verdad?! Aquí es igual.

Luego está el fascinante ballet de los peatones por la calzada. Sabemos que el sol calienta y que las aceras pueden estar un poco concurridas, pero, créanme, los coches tienen ruedas, y ustedes, piernas. Caminar por el asfalto como si fuera la alfombra roja de los Goya es peligroso. Y sí, es probable que algún abuelo con prisa les grite. No es por mala educación, es que aquí valoramos nuestra vida y las multas.

Y ni hablar del deporte olímpico de «aparcamiento libre». Ese hueco en la puerta del garaje, esa esquina donde apenas pasa un carrito, o directamente en medio de la calzada mientras «bajáis un momento»… ¡Qué ingenio! Les aplaudimos su capacidad para convertir cualquier espacio en un parking personal. Solo un pequeño detalle: aquí la grúa también veranea, y no precisamente en la playa.

Finalmente, el tema estrella: los precios. «¡Ay, en mi pueblo esto es más barato!». ¡Qué revelación! Claro, porque en su pueblo, seguramente los chiringuitos pagan alquileres de dos semanas al año y los camareros viven del aire. Aquí, fíjense bien, las luces se pagan doce meses, los impuestos también, y nuestros hijos comen todo el año, no solo en agosto. Así que, antes de criticar, piensen que esos precios ayudan a que Chipiona no se convierta en un pueblo fantasma el 1 de septiembre.

 

DISFRUTEN DE NUESTRO PARAISO PERO CON RESPETO

En fin, bienvenidos a Chipiona. Disfruten de nuestro paraíso, de los espectaculares atardeceres en la playa, de una copa de moscatel de Chipiona en cualquier bodega y de la exquisita gastronomía local. Habéis escogido bien, Chipiona es uno de esos lugares de donde nunca te quieres ir. Seguro que tus padres o tus abuelos ya veraneaban en Chipiona hace mas de 50 años. Tienen a su disposición un lugar maravilloso para desconectar y recargar energías. Pero recuerden: «Yo vivo donde tú veraneas». Un poco de civismo y respeto nos haría la vida más fácil a todos. Y quién sabe, quizás hasta les dé puntos extra para ser invitados a las barbacoas de la gente local 😉

 

Teresa Lorenzo Reyes

Food & Travel by Teresa Lorenzo

elfarodelajument.com

Pd: Este articulo se ha escrito a modo sarcástico para hacer hincapié de que tanto veraneantes como locales podemos convivir de una manera mas sostenible. Chipiona es el paraíso donde podemos disfrutar todos. 

Libro recomendado: «Los asquerosos» de Santiago Lorenzo.

 

 

Teresa Lorenzo Reyes
info@elfarodelajument.com

Madre, viajera y bloguera. Mi pasión por viajar, conocer mundo y la buena gastronomía me llevaron a fundar mi blog, que toma el nombre de un faro fabuloso y con historia. Mi objetivo: enseñar que es posible viajar con niños y disfrutar de maravillosas experiencias en familia.#infofarojument

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