Aldea de Kerascoët

19 Jul Aldea de Kerascoët

Hay experiencias que nunca se olvidan y sobre todo las que vivimos sin buscarlas. La Bretaña Francesa es zona de Menhires y bastante tercos andábamos buscando uno, en concreto por la zona de Nevez, en la región de Finisterre. Normalmente estos se encuentran en medio del campo, poco señalizados y encontrarlos a veces es difícil, pero cuando se nos me mete algo en la cabeza tenemos que encontrarlo, sí o sí. Ya sabéis que nos gusta viajar en coche, nos proporciona mucha libertad.

Ahora todos llevamos GPS en el coche, pero cuando esto nos sucedió hace algún tiempo y no llevábamos, así que, ejerciendo de copiloto portaba en mis rodillas mi fiel amiga de viaje, la Guía Michelín Francesa. Siempre había presumido de tener mucha orientación, pero esta vez andábamos totalmente perdidos. «¿Dónde estamos?» «¿Ah pero no lo sabes?» «Bueno sigamos por aquí mismo», carreterita comarcal, camino sin asfalto, bosque, campos, pequeñas playas, camino privado, vecinal….. torcemos a la derecha y nos quedamos boquiabiertos, en ese momento retrocedimos cinco siglos…. ¿A estas alturas de este post estarás deseando de saber que es lo que vimos no? Pues como por arte de magia apareció una aldea idéntica a las de un comic de «Axterix y Obelix».

Esta aldea se llama Kerascouet, en Bretón Kerascoët y pertenece a la comuna de Nevez, cerca de Port Manech. Se les llama «Les chaumières de Kerascouët»,una aldea del siglo XV, con casas de granito y tejados de paja.  Con el tiempo la paja fue desapareciendo, dando paso a la pizarra, pero en 1993, estas casas fueron restauradas por sus habitantes de la manera ancestral y la aldea recuperó su aspecto original.

El Ministerio de Medio ambiente francés lo calificó como «Paysages de Reconquête», «Paisajes de Reconquista«, reconociendo la autenticidad de los trabajos de restauración en este antiquísimo lugar. Originariamente estos techos estaban hechos de paja de centeno, que en aquella época este cereal, constituía la base de la alimentación por aquellos lares.

 Kerascouet era un pueblo donde los agricultores y pescadores vivían modestamente en viviendas rústicas y a lo largo de una sola y única calle. Algunas casas están cercadas por «pierres levées», “piedras sacadas«, que los canteros del pueblo sacaban de los campos por encargo de los campesinos para así aumentar la superficie de cultivo.    

 Las casas tienen casi todas las contraventanas azules, como en casi toda la Bretaña y con visillos blancos muy peculiares originarios de esta región, totalmente artesanales. Están decoradas con cuidados jardines floridos y bonitos arriates con hortensias. Es un placer para todos los sentidos pasear por esta aldea. Llama la atención gruesos techos que afrontan el desafiante clima bretón y sobre todo la robusted de los muros de granito.

Suelo organizar minuciosamente los viajes, rebusco lugares fuera de lo común e intento alejarme de las rutas turísticas. De de este sitio tan evocador nunca leí nada, ignoraba totalmente que existiese, fue una grata sorpresa. A veces salirse del guión está bien, es algo que deberíamos hacer todos cuando viajamos, es la mejor manera de aventurase y encontrar lugares desconocidos como del que os he hablado. Esta vez si mereció la pena perderse, por un momento viajamos al pasado cinco siglos.. que ahí no es nada!

Teresa Lorenzo

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