30 Oct UNA SITUACION EMBARAZOSA
Hacer algo malo sin saber que realmente lo estás haciendo, es una de las situaciones mas embarazosas e incómodas que he padecido en mi último viaje. Cuando viajo, soy muy considerada con todo lo que me rodea, pero a veces por ignorancia hay acciones de las que realmente puedes sentirte avergonzada. Te lo cuento!!
Hace unos días visitamos el Valle del Genal. Ansiaba conocerlo en esta estación del año. Alquilamos una casa en Genalguacil. Un pueblo con mucho encanto y muy singular gracias a sus esculturas de arte contemporáneo en la calle. Genalguacil está en temporada alta. La recogida de la castaña, el fruto de otoño por excelencia de esta comarca, es una de las actividades más tradicionales y productivas en este rincón del Valle del Genal. Toda la familia participa en la recogida de la castaña, que suele durar desde primeros de Octubre hasta el día de Todos Los Santos. Canasto de mimbre bajo el brazo y guantes de goma para no pincharse con los erizos, es una imagen muy frecuente en estos días por los montes del valle.
En Otoño en el colegio o en la guardería, incentivan a los niños una de las tradiciones mas arraigadas en Andalucía, Los Tosantos. Así que una de las actividades por la que escogí El Valle del Genal para pasar unos días, fue para enseñar a las niñas coger castañas en el monte. Aparte de que descubrieran que la castaña sale de dentro de una bola con pinchos, quería que experimentaran de nuevo la sensación de estar en plena naturaleza.
Preguntamos a algún vecino del pueblo y nos señaló un camino rural por donde podíamos coger castañas. Nos pusimos en camino con una humedad en el ambiente que presagiaba una jornada de lluvia. Al llegar a la parte alta del camino, ya en pleno monte, se distinguía que el otoño estaba llegando al Valle del Genal. Esta una de las estaciones mas espectaculares para visitar este valle de la Serranía de Ronda. El monte se había transformado en una bonita paleta de colores. Una gran explosión de tonos rojizos, amarillentos y anaranjados adornaban el valle. La caída de las hojas de los árboles que lo envolvía todo. La belleza y la riqueza que el otoño nos ofrece, se aumenta con la presencia de lluvia. Los tonos se intensifican. Un microclima especial, que ha propiciado una gran variedad vegetal y un paisaje único y singular. Una ondulada orografía del terreno, que en su interior se esconde atrayentes y sugerentes rincones.
Paramos en un lugar muy evocador, la bruma hacía que aumentara la sensación de melancolía y calidez. El suelo minado de erizos de castañas. Comenzamos a coger castañas, pero no íbamos preparados. Los erizos de las castañas pinchan muchísimo y no llevabamos guantes. Como pudimos, cogimos algunas. Pasaron unos 5 minutos y se nos acercó un señor mayor y……
-¿Que hacéis aquí robando castañas?
-¿perdón?
-Sí, estáis robando castañas.
-¿Como?
-¿Pero no ves que está todo muy limpio?, ya estoy harto de que la gente venga aquí, se lleve las castañas y así tirar por tierra mi trabajo de todo un año. ¿No tenéis bastante con las que se caen al camino?
-Sí, es verdad, está todo muy bonito. -Realmente no había maleza y los árboles estaban muy cuidados, pero no nos percatamos.- Pero…. de verdad que le aseguro que no sabíamos que este monte tenía dueño.
– Si, si eso dicen todos!!! Y seguro que no es la primera vez que venís por aquí!
– ¿Como?, le aseguro que es la primera vez que venimos por estos lares y además no veo ninguna valla que acote el terreno, ni tampoco ningún cartel que se prohiba coger castañas! -El señor siguió en sus treces y cada vez mas enfadado- Como usted comprenderá la persona que no es de aquí ignora totalmente si esta zona es de su propiedad, ¿De verdad usted cree que si hubiese algún cartel hubíesemos estado aquí?, solo estamos aquí para enseñarle a las niñas de donde sale el fruto de la castaña. -Nos disculpamos y salimos por patas, escuchando a nuestra espalda la voz de este señor ya bastante cabreado porque según el le estábamos «robando castañas».
Comprendo totalmente a este señor. Aunque no había ninguna vaya que acotara el terreno, estábamos en «su parcela», «robando»el fruto del esfuerzo de todo un año y no lo sabíamos. Para que la castaña llegue a nuestra mesa hay detrás un trabajo enorme. No solo es coger el fruto, que también tiene su faena. Los agricultores tienen que preparar el terreno, abonar y quemar las ramas secas una vez terminada la recogida de castañas.
Cuantas veces hemos visto en las noticias a personas quejándose porque han entrado en su finca a robarles su cosecha! Sentimos muchísima impotencia, pero sobre todo vergüenza. Si lo hubiésemos sabido, le hubiésemos pedido permiso para estar allí y sin duda, el hubiese accedido a que cogiésemos algunas castañas. Este señor a pesar del enfado monumental que tenía, parecía buen hombre. Así de harto estará de ver a «gente de cuidad» colarse por su finca a «robar castañas».
Este es mi pequeño homenaje a Pedro, mi padre, que como este señor mima su tierra para ofrecernos su fruto.
Teresa Lorenzo
Víctor Sánchez (DinkyViajeros)
Posted at 22:22h, 12 noviembreAhora que el señor de las castañas no los lee ni escucha, ¿cuántos sacos de castañas recogisteis en su finca?
¿Es cierto lo que cuentan de que desde entonces habéis montado un puesto de castañas asadas en Chiclana?
😛
¡Un abrazo! 🙂
Teresa Lorenzo
Posted at 12:11h, 13 noviembreJjejejeje!! amigo Victor nos has pillado!! Llevamos la «fragoneta» y cargamos!! Ahora soy la castañera de Chipiona! 😉 Un saludo compi!!