
04 Jun ABNEY PARK, CEMENTERIO VICTORIANO
La hierba mojada, verdes intensos, charcos en el suelo, las enredaderas trepan por las tumbas, por los árboles, cruces desvencijadas, ángeles mutilados; el silencio reina. Estoy en el Cementerio de Abney Park de Londres, la fina lluvia aún cae silenciosamente y el frío cala hasta los huesos.
El Cementerio de Abney Park está situado en el Barrio de Stoke Newington, distrito de Hackney, al norte de Londres. Dicen que es el más silencioso de esta ciudad, lo que contrasta con las cercanas calles de este animado y bullicioso barrio. En el cementerio es raro cruzarte con turistas, ya que se sale de las rutas acostumbradas.
Su portada es un ejemplo de arquitectura egipcia, muy de moda en la época que se construyó. Al traspasarla sientes que el reloj se detuvo hace un siglo, que por uno de los senderos vas a cruzarte con algún caballero con sombrero de copa, capa y bastón llevando del brazo una dama con vestido abullonado y sombrero con plumas.
Mientras caminas ves como la naturaleza va dando rienda suelta a sus instintos, la vida y la muerte se mezclan en un entorno de gran belleza y armonía, estatuas y cruces cubiertas de verdín, retorcidas lápidas erosionadas por el paso del tiempo, el suelo cubierto de hojas, de flores, todo ello creando una atmósfera fantasmagórica que dan fe de la decadencia en la que se encuentra este místico lugar.
El Cementerio de Abney Park fue diseñado por el Dr. Watts y Mary Abney a principios del Siglo XVIII. Uno de los motivos por el que se proyectó fue el de suplir la falta de espacio en los cementerios, ya que ésta era una de las carencias del Londres de la época al haber aumentado la población considerablemente, encontrándose los ya existentes saturados.
Los muertos eran enterrados hacinados a ras de suelo, tenían que desenterrar a los anteriores para poder sepultar a los nuevos, lo que se había convertido en un problema de salud pública ya que su descomposición se filtraba al sistema público de aguas y causaba epidemias. También se construyó para poder dar entierro a los “dissenters”, los protestantes que se oponían a la iglesia anglicana.
En 1840 fue inaugurado como cementerio y jardín botánico, siendo el primero en Europa. Otra de sus peculiaridades es que los árboles están ordenados por orden alfabético.
En el centro del cementerio yace la capilla, aún erguida pese a su lamentable abandono. Esta capilla fue diseñada por el arquitecto William Hosking en estilo neogótico. Fue la primera capilla no confesional en Europa, sufrió un grave incendio y desde entonces se encuentra totalmente abandonada, una verdadera pena.
El Cementerio de Abney Park es uno de los siete magníficos, junto con el de Kersal Green, Norwood, Nunhead, Brompton, Tower Hamlets y el conocido Highgate, este último considerado parte del patrimonio cultural ingles. Estos cementerios se crearon a principios de la época Victoriana en las afueras de Londres.
En los años setenta el Cementerio de Abney Park se catalogó como reserva arbórea y desde entonces cesaron las actividades funerarias. Actualmente imparten cursos de verano en el aula educativa. La entrada es gratuita y el horario de apertura es de 9:00 a 17:00 horas.
Al salir del cementerio sientes que has viajado en el tiempo. Londres una vez mas me ha brindado con este gran espectáculo natural, cargado de una atmósfera húmeda en el que la imaginación ha jugado un papel importante. Quiero sentir de nuevo el placer de curiosear la estética de la muerte, así que en mi próxima visita a Londres conoceré el Cementerio de Highgate… pero solo de paso.
“La morada de la parte mortal del hombre”
Jeroglífico en la portada del cementerio de estilo egipcio.
Teresa Lorenzo
No Comments